David Moyes
David Moyes afronta con optimismo su segunda temporada en La Liga. Getty

Cuando David Moyes llegó a la Real Sociedad el pasado noviembre, el club donostiarra estaba sumido en la más profunda de las depresiones. El destino del conjunto vasco era incierto, no había un plan, no había una idea y apenas quedaba lugar para la esperanza. Sin embargo, en un mar de críticas mediáticas y con la afición profesándole devoción, el escocés llegó, vio y venció. Cerró la fuga de agua en la defensa, empezó a ganar partidos con asiduidad -cierto que con un juego rudimentario- y la Real salvó la categoría con holgura.

Nueve meses después, el club blanquiazul ha recuperado la autoestima. La profesionalización de la faceta física, el mando del técnico escocés en la confección del equipo y la idea de fútbol que se intuyen han insuflado optimismo a un sector apreciable de la afición.

Además, Moyes ha demostrado que todo lo que sobre él se escribió a su llegada terminó siendo una falacia. Una gran parte del espectro mediático guipuzcoano virtió sus sospechas sobre su nulo trabajo con la cantera. Pues bien, el escocés llevó una decena de jóvenes del filial al stage de Austria, en este tiempo ha dado la alternativa a jugadores como Pablo Hervías o Aritz Elustondo y ha conseguido lo que muchos ya daban por imposible. Consolidar entre los mejores centrocampistas de la liga al diamante que nadie antes supo pulir, Rubén Pardo. En este sentido, el técnico británico ha visto todos los partidos del Sanse -la mayor parte in situ- y promete hacer debutar a todo aquel que demuestre tener talento. No le temblará el pulso al "ogro escocés de la cantera".

¿Y qué hay del verano? Al margen de los resultados de pretemporada -tres empates una victoria y una derrota, con dos goles a favor y dos goles en contra-, Moyes ha dejado entrever su idea de fútbol con la que espera alcanzar competición europea. No le han traído los jugadores que él demandaba con tiempo suficiente para generar automatismos antes del inicio de la temporada, pero entre las incorporaciones y las inminentes llegadas, se pueden establecer conclusiones.

En primer lugar, la faceta física ha enamorado a la grada. Ha llegado Dave Billows, afamado preparador físico británico que ha exprimido al máximo a los futbolistas. Tiene un historial exitoso y la Real empezará con una intensidad inédita la temporada. "No recuerdo nada igual" confesaba Xabi Prieto a los medios. "Todas las mañanas estoy agotado" recalcaba Imanol Agirretxe.

Especialista en construir equipos en su época en el Everton, Moyes está dispuesto a seguir la fórmula que tantos réditos le dio en su época en el conjunto Toffee. Pretende continuar con el buen trabajo defensivo que tantos puntos dio a la Real desde su llegada. El plano arquitectónico de Moyes dibuja un equipo sólido atrás, difícil de superar, bien plantado y nutrido de defensas, que con tres o cuatro atacantes velocísimos sea capaz de optimizar sus ocasiones de gol. El club ha firmado al central internacional Mexicano Diego Reyes y, algo muy valorado entre la afición, ha dejado marchar a Gorka Elustondo tras años sin demostrar nada. Hubo quien, interesadamente, trató de convencer a la afición de que el escocés quiso su renovación pero, en un gesto que le honra, el beasaindarra admitió que nunca el técnico se dirigió a él para que continuase. Otra falacia que el tiempo acaba desmontando.

Es posible que la Real no vaya a asemejarse al equipo que maravilló en Europa a las órdenes de Philippe Montanier, pero si se mantienen la intensidad y los números de la segunda mitad de la campaña pasada, la mitad del trabajo estará hecho.

En su época en el Everton, Moyes buscaba solvencia en la zaga y, fundamental en sus éxitos, velocidad y fuerza en el ataque. Y es aquí donde el club todavía no ha hecho sus deberes. Ha incorporado cedido a Bruma, futbolista cedido por el Galatasaray, cuya calidad y velocidad son tan grandes como las dudas que genera su desastroso paso por la liga turca. En lo que se refiere a verticalidad y celeridad, solo Carlos Vela marcaba la diferencia. Si Bruma encarrila su carrera, el ataque del club vasco mejorará. Sobre todo porque a Bruma le acompañará un fichaje de kilates en el corto plazo.

Y es que el diferencial que busca Moyes está al caer. Fuentes cercanas al club afirman que la negociación por Joel Campbell, futbolista costarricense del Arsenal, está estancada -aunque no descartada, pero con Arsene Wenger de por medio, lo que parecía una firma segura parece desvanecerse-. La Real pretendía pagar alrededor de 7 millones por la contratación del atacante tico. Sin embargo, las últimas noticias publicadas en la prensa guipuzcoana relatan negociaciones por Roberto Soldado, delantero del Tottenham, y, sobre todo, por Jonathas, punta del Elche. La Real parece más preocupada en atar el 9, y quizás Campbell tenga que esperar a última hora ya que en esta partida de póker que es el mercado estival, Arsene Wenger querrá descartarse si nadie accede a sus peticiones económicas por el costarricense.

David Moyes escuchó críticas a su llegada, le acompañaba su reciente fracaso en Manchester, pero con trabajo sesudo, profesionalidad y resultados, se ha ganado a la grada donostiarra, que espera con optimismo la llegada de los últimos fichajes para dar rienda suelta a su ilusión.