Medical marijuana joint roll-up
Una red de clubes de cannabis esta creciendo en el norte del pais. Justin Sullivan/Getty Images

El gobierno español vive en una paradoja. Sus planes para restringir el acceso al aborto o limitar el derecho a la manifestación le sitúan entre los gobiernos más conservadores, incluso represivos, de la Europa Occidental. Pero por otro lado, su actitud benevolente respecto al consumo de drogas ha permitido que según algunos medios Barcelona se esté convirtiendo en la 'Amsterdam del sur de Europa'.

Y es que gracias a un vacío legal, en Barcelona, Valencia y el País Vaco esta creciendo una red de clubes de cannabis en la que fumadores de marihuana pueden disfrutar de su hobby sin miedo a ser arrestados. Los socios pueden cultivarla y consumirla a cambio de pagar una pequeña cuota y según algunas estimaciones, el número de clubes en España ha aumentado de 40 a 700 en menos de 5 años. Los hay para todos los gustos pero todos exigen que los socios tengan más de 21 años de edad y sean residentes en España.

En Valencia, una de las últimas asociaciones creadas es La Flora, situada en el centro de ciudad. Actualmente cuenta con más de 650 socios, el mayor de los cuales tiene 83 años. Lo que hace a este club diferente es que además de contar con fumadores lúdicos, prestan especial atención a aquellos que necesitan el cannabis por razones terapéuticas.

Según Cristina, miembro de la junta directiva, "la idea surgió en 2010, a raíz de tener la suerte de poder ver desde los inicios la creación de una asociación en Barcelona. Aunque nosotros ya éramos consumidores de cánnabis, el hecho de poder conocer desde dentro el funcionamiento de un club social privado de fumadores de cannabis nos ayudó a ver este proyecto desde un punto de vista distinto al que la mayoría de la gente de a pie puede imaginar. Pudimos ver el esfuerzo, el trabajo, la dedicación constante que requiere una asociación de este tipo, no sólo para levantarse, sino para mantenerse en el día a día para poder dar sus servicios tanto a consumidores habituales como a terapéuticos.

Aunque nosotros ya éramos consumidores de cánnabis, el hecho de poder conocer desde dentro el funcionamiento de un club social privado de fumadores de cannabis nos ayudó a ver este proyecto desde un punto de vista distinto al que la mayoría de la gente de a pie puede imaginar.
Cristina, AIC LA Flora

"Los trámites de creación los iniciamos en 2011, después de estudiar qué enfoque queríamos darle a la Asociación, si más lúdico o implicarnos en una parte terapéutica, aunque hasta un año después no pudimos iniciar la actividad.

"La tarea más difícil fue escoger el nombre adecuado, con el que queríamos reflejar la esencia de la Asociación. Después de fallecer varios familiares muy cercanos de la junta directiva a causa de esa enfermedad tan terrible como el cáncer, nos sentimos moralmente implicados en el uso/consumo terapéutico."

Al final se decantaron por Asociación de Investigación Cannábica La Flora (AIC La Flora) y Cristina nos explica que su mayor objetivo "era y es, profundizar en la investigación del cánnabis como una posible terapia alternativa. Somos una entidad sin ánimo de lucro, por ello todos sus servicios y actividades se financian con las cuotas que aportan los mismos socios."

'Lo único que se le pide al socio es un comportamiento lógico'

Los socios de La Flora reciben ayuda y asesoramiento y pueden guardar la parte no consumida en el local, además de "intercambiar experiencias, aprender a hacer un consumo responsable y participar en las distintas actividades que se intentan ir programando".

Una vez al mes viene un médico para atender individualmente a cada socio que lo requiera y a aquellas personas que solicitan ser aceptadas como socios terapéuticos.

Este protocolo médico se hace contando con la colaboración del Doctor Fernando Caudevilla, quién en una primera visita de 45 minutos y junto a la documentación médica obligatoria a aportar por parte del paciente, se le evalúa, estudiando en qué medida el uso de cannabinoides puede o no ser adecuado, de acuerdo con su enfermedad o síntoma concreto. También los socios tienen a su disposición un asesoramiento legal y jurídico, siempre que esté relacionado con los objetivos de la asociación.

AIC La Flora
El interior de La Flora Gareth Platt

Los socios deben ser mayores de 21 años, y pueden entrar como socios lúdicos o terapéuticos. La única opción para acceder como lúdico, además de cumplir los diversos requisitos ya mencionados anteriormente, "es venir recomendado por otro socio y ser avalado por el mismo" explica Cristina.

"En cambio, para considerarse terapéutico se debe pasar por la asesoría médica, presentando la documentación necesaria que acredite la dolencia que se padece, ya que somos muy rigurosos en aceptar socios terapéuticos que realmente lo sean. Cabe destacar que a los socios terapéuticos se les da un trato especial, como por ejemplo, el hecho de estar exentos de la cuota de socio, ya que se les financia a través de los socios lúdicos.

"Lo único que se le pide al socio es un comportamiento lógico en todos los sentidos, algunas de las normas que aparecen reflejadas en nuestro régimen interno serían que se respeten las instalaciones, mantener un ambiente tranquilo dentro del local, sobre todo por los socios terapéuticos que acuden a la Asociación y que se respete el vecindario en el momento de abandonar el local".

"En el momento que un socio se considera que incumple o no respeta alguna de las normas se le aplicará una falta en su expediente, dependiendo de la gravedad podrá ser leve, grave o muy grave, que servirá de amonestación para que dicho comportamiento no vuelva a repetirse. Hemos tenido algún caso en el que la Junta Directiva ha decidido la expulsión definitiva de la Asociación."

Medidas estrictas

Pese a que las medidas tomadas por La Flora y otros clubes para 'normalizar' estos clubes y desestigmatizar el sector, parece que los ayuntamientos de España se están poniendo más estrictos.

El ayuntamiento del Barcelona ha aprobado un nuevo plan con el que prevé cerrar un 80% de los clubes existentes restringiendo los clubes ubicados a menos de 150 metros de equipamientos o espacios públicos o privados donde sea frecuente la presencia de menores (como escuelas o parques infantiles).

Pero los clubes no están dispuestos a rendirse. De hecho FEDCAC, la federación de cannabis más grande en Cataluña, ha respondido a los planes con un video-parodia en el que resume las buenas prácticas de los clubes.

Cristina se hace eco del mensaje: "Sin olvidar nunca la parte lúdica que tiene la asociación, al fin y al cabo, va dirigida a esas personas que no quieren recurrir al mercado negro y exigen un consumo de calidad. La junta directiva trabaja para reducir el riesgo para la salud con un cannabis de calidad que se analiza en un laboratorio e intenta promover entre los socios el debate social sobre la necesidad de una nueva regulación legal del consumo y siempre con una total transparencia en la gestión de la Asociación."

A día de hoy, nadie puede pronosticar el futuro. Con las elecciones a la vuelta de la esquina tal vez el gobierno decidirá que los clubes son demasiado populares y poderosos e intentará acabar con ellos. En cualquier caso, ahora mismo España es un paraíso para los fumadores, y los aficionados a la marihuana en otros países están verdes de envidia.