Carlos Vela
Vela podría tener los días contados en San Sebastian. Getty

Dice el refrán que "cuando alguien dice que se va es que ya se ha ido" y algo parecido ocurre con Carlos Vela. El jugador de la Real Sociedad se encuentra inmerso en el peor momento de su carrera y tiene pie y medio fuera del club. El atacante azteca pulverizó registros (51 goles en 141 partidos) y alcanzó la gloria durante las tres últimas temporadas, obligando a la Real a pagar 12 millones de euros más variables por él al Arsenal en otra jugada maestra de Arsene Wenger, el mejor negociador del planeta fútbol.

Lo que entonces pareció el inicio de una maravillosa historia entre el club donostiarra y el mexicano va camino de convertirse en una pesadilla debido a distintas circunstancias, económicas y personales fundamentalmente.

Wenger, especialista en sacar hasta el último céntimo por jugadores en el zénit de su carrera, conocía mejor que nadie a Vela, un futbolista que le desesperó en su etapa Gunner porque cuando talento y sacrificio no van de la mano el barco no llega a buen puerto y para un técnico tan metódico como el galo, esa situación es frustrante. Wenger sabe, mejor que nadie, que con Vela no hay motivaciones competitivas posibles. Por eso los 12 millones que obtuvo en la operación hace dos veranos cobran valor especialmente en estos meses...

Porque al "Bombardero" se le ha acabado la munición. En las primeras siete jornadas de liga, todavía no ha marcado, evidenciando una falta absoluta de forma que no ayuda a que su equipo, decimosexto, se aleje de la zona de descenso. La afición está preocupada porque ve que el mejor jugador de su plantilla -sin discusión- no está... y tampoco se le espera.

Hace tres semanas, Carlos Vela reconoció que trató de marcharse del club en verano. Ése fue el principio del fin de la historia del mexicano en la Real Sociedad.

Dos equipos de la Major League Soccer, Dallas y San José Earthquakes, ofrecieron al mexicano un contrato que doblaba sus emolumentos en San Sebastián.

Habida cuenta de que Vela ha reconocido no sentir especial ambición por el fútbol profesional y que en Estados Unidos se encontraría más cerca que nunca de su hogar en Quintana Roo, el número '11' de la Real rogó a Aperribay que le dejase marchar.

Vela no disfruta de la fama, es más, le encantaría vivir en un país en el que los futbolistas no son conocidos ya que son los profesionales de la NBA los que centran toda la atención. Lo que pasa es que, como se viese en la reciente marcha de su amigo Giovanni Dos Santos a Estados Unidos, los clubes norteamericanos no quieren abonar cláusulas ni importes elevados por los tranfers. Y evidentemente, el presidente de la Real le quitó la idea de la cabeza. "Gratis no te vas".

El peculiar contrato firmado por la Real y Vela hace dos veranos no es precisamente el que más incentiva la motivación de un futbolista, ya que como publicaba El Confidencial la semana pasada, el mexicano cobró la mayor parte de lo firmado la pasada campaña. Paradójicamente, ha pasado de ser el mejor pagado de la plantilla a no encontrarse entre los tres mayores salarios (Illarramendi, Jonathas y David Moyes superan sus cifras).

Además, el futbolista azteca ha perdido en el vestuario a sus dos grandes apoyos personales en San Sebastián: Antoine Griezmann primero y Gorka Elustondo después. "En enero ya se verá" dijo hace tres semanas, dejando la puerta abierta a su marcha en mitad de la temporada. En consonancia con esta opción, Jokin Aperribay y el gerente de la Real Iñaki Otegi pasaron una semana en Estados Unidos y se mezclaron con personalidades de la Major League Soccer. Hasta la fecha, han declinado dar explicaciones sobre el motivo del viaje... Pero el gerente solo viaja para cerrar operaciones...

La situación es complicada para jugador y club. El futbolista sabe que la oportunidad que le brindan en Estados Unidos es inigualable. Volver a casa, huir del mediático fútbol europeo, disfrutar de familia y amigos y además hacerlo con un sueldo espectacular.

Vela ha perdido la motivación -lo puede vestir en sala de prensa como quiera, pero cuando uno desea marcharse y aceptar una oferta en firme, su cabeza está en otra parte-. Y todo ello se percibe en el terreno de juego. En forma, inspirado y motivado, Carlos Vela podría ser un jugador de talla mundial. Pero probablemente si no tuviese esos problemas con la alta competición, no estaría jugando en la Real Sociedad.

Carlos Vela
Arsene Wenger dejó salir a Carlos Vela por 12 millones de euros hace dos veranos.

Lo que el jugador debe asumir es que su actual club hizo un esfuerzo ingente por él. Que la afición lo adora. Que los contratos son para respetarlos. Y que la parroquia donostiarra merece el máximo esfuerzo y compromiso mientras defienda el escudo txuri urdin.

No se puede pretender que la Real obtenga el montante completo de su cláusula porque el club donostiarra no se maneja en el mercado precisamente como Arsene Wenger y retener al futbolista contra su voluntad agrava el problema -algo sabe Wenger de todo esto-. Pero Carlos Vela debe comprender, o al menos se lo deben explicar, que dejarle irse a Estados Unidos prácticamente gratis sería un disparo al pie por parte de Jokin Aperribay de magnitudes inimaginables.

El desenlace de esta historia tiene dos fechas cruciales en los próximos meses. Enero y julio. ¿Se saldrá Vela con la suya y conseguirá tomar rumbo a Estados Unidos? ¿Se hará fuerte la Real y conseguirá, vía incremento salarial, convencer al mexicano de que todavía le quedan años de fútbol y éxitos en el club donostiarra? El tiempo lo dirá. Pero desde la distancia, Wenger observa el panorama con una media sonrisa. Sabe que obtuvo petróleo -12 millones- por un jugador especial... para lo bueno... y para lo malo. Tenía una mano perdedora y consiguió que la Real ejecutase la operación más costosa de su historia.